Comenzamos pensando en objetos de
clase que pesaban más que otros, ¿una silla o una mesa?, ¿una grapadora o
un lápiz?,…, etc.
Después hicimos estimaciones
sobre los niños de la clase podían pesar más y cuáles menos.
También pensamos en los instrumentos
que sirven para medir el peso. Nos dimos cuenta de que hay muchos
diferentes, y que no sirven para pesar lo mismo, y vimos imágenes sobre ellos.
Elegimos el instrumento más
adecuado para pesarnos, la báscula de baño; pero como en clase no teníamos,
elegimos algo que nos podía servir para comprobar quién pesaba más y quién
menos, nuestro balancín del patio.
Después de encontrar al niño de la clase que pesaba menos y al que pesaba más, comparamos su peso con el de algunos objetos de clase.
También usamos la balanza del supermercado para comparar el peso de distintos objetos de clase con nuestra mascota, Mila, que pesa unos 250 gramos. Así, comprobamos que:
a) Si el platillo del objeto pesado estaba más abajo que el de Mila, entonces pesaba más que ella (más de 250 g).
b) Si el platillo del objeto pesado estaba más arriba que el de Mila, entonces pesaba menos que ella (menos de 250 g).
c) Si los dos platillos estaban equilibrados, entonces los dos objetos pesaban lo mismo (250 g).
Nos divertimos y aprendimos muchas cosas sobre el peso.
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